Terapia hormonal: los mitos que ya es hora de dejar atrás
Aún hay muchos mitos sobre la terapia hormonal en la menopausia: que engorda, que causa cáncer o que “ya no se usa”. En este artículo te contamos, con base científica y sin drama, qué hay de cierto detrás de esas frases que todas hemos escuchado.
Equipo Menopausia Activa


“Dicen que la terapia hormonal te cambia el cuerpo, el humor… y hasta la vida.”
Lo curioso es que, dependiendo de a quién le preguntes, eso puede sonar como una amenaza o una promesa.
Lo cierto es que la mayoría de lo que creemos saber sobre hormonas viene de mitos heredados, no de evidencia actual.
Y en Menopausia Activa, vinimos a desmontarlos, uno por uno.
Mito 1: “La terapia hormonal causa cáncer”
Este es, sin duda, el mito más extendido y el más dañino. Surgió a principios de los 2000, cuando un estudio llamado Women’s Health Initiative (WHI) interrumpió sus resultados de forma abrupta, generando titulares catastróficos.
Lo que pocos medios explicaron fue que años después, los mismos investigadores corrigieron la interpretación inicial. Resultó que el riesgo de cáncer de mama se relacionaba solo con ciertos tipos de hormonas sintéticas y con usos prolongados en mujeres mayores de 60 años.
Hoy se sabe que los tratamientos personalizados y con hormonas bioidénticas, recetados a mujeres en los primeros años de la menopausia, tienen un perfil de seguridad muy distinto.
Según la neuróloga Lisa Mosconi, de la Universidad de Cornell, “no tratar la caída de los estrógenos también tiene consecuencias: el cerebro, el corazón y los huesos dependen de ellos para su equilibrio”.
📍 Traducción a lenguaje sencillo: el miedo no es al tratamiento, sino a usarlo mal.
Mito 2: “La terapia hormonal engorda”
No, las hormonas no son las culpables de ese pantalón que ya no cierra.
Durante la menopausia, el metabolismo se vuelve más lento y se pierde masa muscular. Esa combinación hace que el cuerpo cambie de forma, incluso si comes igual que antes.
La terapia hormonal no engorda, pero tampoco es una varita mágica: ayuda a mejorar la composición corporal, porque reduce la acumulación de grasa abdominal y mejora el sueño (y ya sabemos lo que pasa cuando dormimos mal: el hambre no perdona).
Como explica la ginecóloga Mary Claire Haver, “el reemplazo hormonal puede ser una herramienta dentro de un plan integral que incluya nutrición adecuada y movimiento consciente”.
En resumen: las hormonas no te hacen ganar peso; al contrario, te ayudan a recuperar energía para moverte y dormir mejor.
Mito 3: “Es algo antinatural”
¿Antinatural? Tan natural como respirar.
La menopausia no es una enfermedad, claro, pero sus síntomas no son un castigo divino, y si existen terapias que devuelven calidad de vida, ¿por qué no usarlas?
La doctora Mosconi explica que los estrógenos son “combustible cerebral”. Su ausencia acelera procesos de envejecimiento cognitivo y altera el estado de ánimo.
Así que cuidar tus niveles hormonales no es “ir contra la naturaleza”, es usar la ciencia a tu favor.
🌿 Piensa en ello como una forma de darle mantenimiento a tu cuerpo, no de forzarlo.
Mito 4: “Ya es tarde para mí”
Nunca es tarde para informarte.
Los estudios más recientes muestran que la ventana ideal para iniciar la terapia hormonal está dentro de los primeros 10 años desde el último período menstrual, pero eso no significa que fuera de ese margen no haya opciones.
Cada caso se evalúa individualmente: tipo de hormonas, dosis, antecedentes y objetivos.
💡 Lo que sí es tarde: seguir sufriendo sin saber que hay alternativas.
Mito 5: “Todas las mujeres deberían tomarla”
Tampoco. La terapia hormonal no es un traje de talla única.
No todas la necesitan, ni todas la toleran.
Hay mujeres con síntomas leves que se manejan con cambios de estilo de vida, y otras que realmente se benefician del tratamiento.
El secreto está en la evaluación médica personalizada, con profesionales que conozcan las guías actualizadas y escuchen tus inquietudes.
👉 Tu cuerpo, tus reglas… pero con información real.
La terapia hormonal no es la villana que nos pintaron. Tampoco la heroína infalible.
Es una herramienta poderosa —si se usa bien, en el momento correcto y con seguimiento médico.
Informarte no te compromete a usarla; te empodera para decidir.
Y eso, querida, también es parte de la revolución hormonal que estamos viviendo.
Compártelo con tu tribu: hablar de esto cambia más de lo que crees.
⚠️ Advertencia médica
Este artículo tiene fines informativos y no sustituye la evaluación profesional. Consulta siempre a un médico especializado antes de iniciar, suspender o modificar cualquier tratamiento hormonal.
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